Ha llegado el momento, de dar a conocer al ganador y finalistas del «Segundo Concurso de Microrrelatos de Mucho Humor Enluquecidos«. Después de que el jurado se sentara a deliberar durante 40 días y 40 noches y llerse los 196 relatos recibidos (ahí es nada) Gustavo Forcada Chabrera con «La Variable» ha sido agraciado con el primer premio, por delante de Alejandro Simón Campañó con «Todos los perros se llaman Rufus» y Francisco José Dominguez Morán con «HIstoria de un penalti impactante». Enhorabuena a los 3 finalistas. Aquí os dejamos sus relatos.
LA VARIABLE
Cuando el último humano se encaminó con su coche hacia el precipicio camuflado tras unos arbustos raídos, Bigotes se acercó ronroneando a Zarpas —no sin disimular cierta altivez buscada— para restregarle por la cara la eficiencia de su invento. Gracias a la descarga masiva de su aplicación y a la variable “trayecto recomendado” por fin iban a disponer de todos los sofás del mundo para deshilacharlos a placer sin que nadie les molestara. Había sido una cuestión de paciencia, de millones de cálculos mentales afinando el algoritmo. Y en eso, nadie puede superar a un gato matemático. El planeta era suyo.
Gustavo Forcada Chabrera
TODOS LOS PERROS SE LLAMAN RUFUS
Todos los perros se llaman Rufus. Lo que pasa es que la gente no lo sabe. Y ellos tampoco
pueden decirles a sus dueños que no se llaman Sultán, o Bobby. Por eso al principio se te
quedan mirando como diciendo, tío, que no me llamo Bobby. Y pasan de ti. No acuden.
Pero porque no se llaman Bobby, sino Rufus. Es una cosa que sabe cualquier perro. Es así
desde que el mundo es mundo. Pero la gente se empeña en insistir con lo de Bobby, o lo
de Sultán, o el nombre que sea que se les haya ocurrido. Tyrion, se oye mucho ahora. Y al
final, es el perro el que, por aburrimiento, termina acudiendo. ¿Tú quieres que me llame
Bobby? Bueno, pues Bobby. Tú ganas. Si a mí, mientras me des de comer, me saques una
vez al día y me dejes dormir calentito, me da igual como me llames. Con los gatos es más
complicado. Ellos se llaman Micifuz. Todos. Pero da igual las veces que intentes
imponerles otro nombre, porque son más pasotas. No van a acudir a negrita o bola de
nieve. Claro que, a Micifuz tampoco. A ver, son gatos.
Francisco José Domínguez Morán
HISTORIA DE UN PENALTI IMPACTANTE
Once metros de separación con la portería. La tensión es palpable. El público expectante, los fotógrafos preparados para disparar en el momento oportuno, las cámaras de televisión recogiendo todo con detalle. Pero él está tranquilo, es un especialista en esto. Ya en el colegio se le daba bien esta disciplina, aunque su habilidad le granjeó muchas enemistades.
Lo único que le hace dudar es que, para que él triunfe, otros tienen que sufrir. Ser profundamente católico es lo que tiene, la culpa, el remordimiento. Pero debe hacerlo, es lo que espera su público y su equipo. No puede fallar. Hoy no.
Mira al frente y elige su objetivo. Inspira, toma carrerilla y golpea a la derecha. Por un instante piensa que el balón se va a estrellar en el poste, pero se acaba alejando. El portero se lanza, aunque sabe que es en vano porque el esférico se va dos metros fuera de la portería para impactar en la cara de un niño que asistía ingenuamente al evento, sin saber que iba a formar parte del espectáculo, haciéndole saltar dos dientes de leche. Lo ha conseguido. Nunca falla. José Luis Martínez-Almeida lo ha vuelto a hacer.
Alex Scampa